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Eruh


Decían que los gnomos eran capaces de dominar el arte de la magia, que en sus rituales eran capaces de llegar a tal simbiosis con los elementos, que éstos obedecían sus órdenes, por lo que a pesar de su tamaño, el poder de éstos era inmenso. Y no sólo podían realizar hazañas tales como la de provocar una ventisca de proporciones épicas, sino que también se decía que en sus experimentos, habían sido capaces de dar vida a los elementos.
Necesitaban congregarse los magos de más alto rango, y concentrados al unísono en un punto del agua, por ejemplo, hacían surgir de ésta un nuevo ser, un elemental, invocado para sus fines y propósitos. Pero no siempre esos seres obedecían. Algunas veces simplemente aparecían, con una forma un tanto amenazadora, con mirada fría y lúgubre, y el grupo se veía desbordado ante la situación. No obstante, nunca se les había rebelado.
Hubo muchas dudas entre los sabios, ya que comenzaron a temer que alguno de sus compañeros, se dejara arrastrar por la oscuridad que deriva de llamar a seres que no son de nuestras esferas, por lo que, en una asamblea celebrada en riguroso secreto, se llegó al acuerdo de no utilizar éstas habilidades bajo ningún concepto, ya que no podían saber a ciencia cierta si la criatura reclutada obedecería sus órdenes o causaría el caos.
Como temían que éste poder cayera en manos equivocadas, destruyeron todos los documentos relacionados con sus rituales para la invocación, aunque lo que no podían era eliminar el conocimiento que habían adquirido.

Y por casualidad, uno de los duendes más intrépidos que habitaban los bosques de Enerht, fue testigo presencial de los experimentos de aquellos diminutos seres. Él no dominaba la magia, pero sabía que la criatura que vio en el lago aquella tarde de primavera, cuando se encontraba buscando setas para alimentarse no era de éste mundo.
Cuando volvió a la aldea, preocupado por lo que había visto, buscó la choza de Eruh, el viejo sabio del lugar, quien le recibió no de muy buena gana.

- Sabio Eruh, hoy en el lago, he sido testigo de algo increíble.
El anciano lo observó durante unos instantes y expulsó una bocanada de humo blanco.

- He visto una criatura salir del agua. Su cuerpo era translúcido. No tenía forma humana, parecía una bola que se deslizaba por la orilla. Pocos segundos más tarde se desvaneció. ¿Qué está ocurriendo?

Chupó intensamente su pipa de madera y se levantó de su sillón. Dio unos pasos hacia la pequeña chimenea que había en el centro de la habitación. Sin mirar siquiera a su interlocutor, comenzó a hablar.

- Los gnomos se están preparando para la inminente batalla que enfrentará a nuestro mundo con la ciudad de las sombras.

Pronunció unas palabras ininteligibles, y trazó un cuadrado en el aire.

-Ven, acércate y observa.

El joven se quedó estupefacto cuando vio a través de aquella pantalla que se sostenía en el aire, unos seres que no habría podido imaginar ni en sus peores pesadillas.

Duhnn